INNOVA Research Journal 2019, Vol 4, No. 1, pp. 75-84
La inteligencia emocional
La inteligencia emocional como segundo sustento teórico, es definida (Salovey y Mayer,
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997, pp. 189) como: “La habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud,
la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad
para comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las
emociones proviniendo un crecimiento emocional e intelectual”.
La destreza para tomar el control y tener comprensión de las emociones y sentimientos,
propios y ajenos, es puntualizada como la inteligencia emocional, que ayuda a motivar y
empeñar las posibles frustraciones, que nacen en la alteración de los impulsos, de la misma
manera los estados de ánimo, al disminuir la angustia, que interfiere en la preponderancia de la
racionalidad y confianza con los demás individuos.
Igualmente, para (Goleman, 1999, pp. 5), la inteligencia emocional es poseer “la
capacidad de reconocer los sentimientos propios y ajenos, de poder auto motivarse para mejorar
positivamente las emociones internas y las relaciones con los demás”. Este autor, muestra que la
inteligencia emocional accede la conciencia de los sentimientos facilitados en el momento en el
que se aprecian, facilitando una atención gradual y continua a los propios cambios internos. En
esta conciencia auto reflexiva, la mente del ser humano, visualiza y estudia las prácticas mismas;
incluidas las del contorno de las emociones.
Por otra parte, (Ryback, 2008, pp. 325), hace mención a que:
“La mejor manera de definir la inteligencia emocional es considerar que se trata de la
capacidad de aplicar la conciencia y la sensibilidad para discernir los sentimientos y
subyacentes de la comunicación interpersonal, para resistir la tentación que mueve a reaccionar
de una manera impulsiva irreflexiva, obrando en vez de ello con receptividad, autenticidad y
sinceridad”.
En efecto, el manejo adecuado de la inteligencia emocional por parte del investigador y el
estudiantado, les va permitir actuar con empatía, utilizando la comprensión en pro de beneficiar a
los estudiantes a su cargo y transformar el espacio educativo en un status de armonía y respeto,
donde no se presente dificultades en las actividades de investigación por la falta de apoyo o por
actuar descontroladamente ante situaciones que no ameritan tanta atención.
El paradigma Interpretativo
Los paradigmas de estudio facilitan la ubicación y conocimiento del investigador, para
comprender mejor los fenómenos que se van desarrollando para desencadenar propuestas de
mejora permanente dentro del contexto de estudio, en este sentido para (Ricoy 2006, pp. 14), “el
paradigma interpretativo se considera interpretativo-simbólico, cualitativo, naturalista, humanista
y fenomenológico”. Según las variables conceptuales del autor el paradigma interpretativo se
presenta como una alternativa amplia en el campo de la educación, presentando sus antecedentes
históricos en la fenomenología, el interaccionismo simbólico interpretativo y el humanismo.
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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