INNOVA Research Journal 2018, Vol 3, No. 9, pp. 125-140
Introducción
El trabajo ha sido históricamente un riesgo para la salud. Las condiciones laborales han
supuesto habitualmente una amenaza a la salud que han ocasionado accidentes y enfermedades
relacionadas con la salud de todo tipo. La imagen popular l asociada al trabajo ha sido
claramente negativa. Los tiempos han cambiado de forma muy importante, pero las condiciones
laborales siguen siendo preocupantes (Moreno Jiménez, 2011).
Las organizaciones, para poder sobrevivir y prosperar en un contexto dinámico donde el
cambio económico y social son continuos e incluso donde la crisis económica entra en juego,
necesitan tener empleados motivados y sanos, tanto física como psicológicamente; para
conseguirlo, las políticas de recursos humanos deben ser consecuentes con estos valores y con un
contexto tan complejo (Gómez, Hernández, Méndez 2014). La evolución de la actividad laboral
ha traído consigo una mejora en la calidad de vida de los trabajadores, pero además es
responsable de una serie de efectos negativos en la salud de estos (Moreira, Álvarez 2002),
Acorde a todo lo anterior, las organizaciones modernas están cambiando en una dirección que se
basa cada vez más en el conocimiento psicológico, la experiencia y el talento, así como en la
autogestión y la atención a necesidades individuales y colectivas de los empleados, de la
organización y de la sociedad en general (Salanova, Soria 2009).
Ahora bien, la salud ocupacional y la seguridad industrial conforman un binomio
inseparable que garantiza la minimización de los riesgos laborales y la prevención de accidentes
en el trabajo (Cortez Díaz 2002). Por riesgo laboral se entiende la probabilidad de que ocurran
lesiones a las personas, daños al medio ambiente o pérdidas en los procesos y equipos dentro de
un contexto laboral (Gallegos, 2012). Los accidentes laborales, en cambio, son aquellos hechos
lesivos o mortales que tienen lugar durante la jornada de trabajo y que se caracterizan por ser
violentos y repentinos, pero prevenibles (Cavassa, 1996). Mientras que los accidentes son
evitables, los riesgos están siempre presentes y a veces sólo es posible neutralizarlos o
minimizarlos a través de capacitaciones y señalizaciones que cumplen una función preventiva
más que anuladora. Por tanto, puede decirse que no hay puesto de trabajo que no conlleve riesgos
laborales (De la Poza 1990).
La Seguridad y Salud en el trabajo entendiéndose en un sentido amplio e integrador que
englobe las prácticas tradicionales y muchas veces poco integradas de la: seguridad industrial,
higiene industrial, ergonomía, psicosociología y medicina del trabajo, no ha tenido la aceptación
esperable en la mayoría de las organizaciones, entre otras razones debido a, los escasos
resultados demostrados por dicha actividad, lo que a su vez ha determinado que en muchas
organizaciones la actividad preventiva sea relegada a un segundo plano al no considerarla parte
de la productividad (Zamora, 2006)
El auge alcanzado en las últimas décadas por el sector automotriz ha propiciado la
investigación y desarrollo para la mejora de las características técnicas y de diseño de los
automotores, lo que ha dado paso a una mayor oferta de marcas y modelos que tratan
permanentemente de reducir el impacto medioambiental de sus emisiones. Este avance es el
resultado de una serie de sucesos y transformaciones que incluyen por un lado la evolución hacia
la globalización del sector en el nivel internacional, así como el alineamiento a la política
industrial en el nivel nacional; aspectos que le han permitido mantener un proceso de evolución
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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