INNOVA Research Journal 2018. Vol. 3, No.12 pp. 159-166
Introducción
Es oportuno preguntarse, cual es el contexto y a que responde la economía popular y
solidaria, ante lo cual Coraggio (2011, pág. 45), expresa, que aparece desde muchos matices y
niveles macro, estructurales, incluso globales, frente a la supremacía de la economía de mercado
y la acumulación lucrativa, teniendo factores preponderantes, la exclusión social, la brechas de
desigualdad, pobreza y las crisis de identidad; pero también responde a la deficiente capacidad
del Estado, con la institucionalización de las iniciativas asociativas económicas sociales; incluso
surge desde matrices ecológicos y culturales ancestrales, con propósitos de recuperación y
revalorización de lo diverso, la complementariedad del ser humano con los “derechos de la
naturaleza”, frente a lo antropogénico y la crisis ambiental a nivel global y local. Marco sobre el
cual se desprenden las tendencias, enfoques, teorías explicativas y fundantes de la economía
popular solidaria. Teniendo como factor común, la prevalencia del trabajo sobre el capital,
estableciéndose entre el Estado, la sociedad y el mercado global, las lógicas de la reciprocidad
(Obando, 2009).
La economía popular y solidaria en el caso de Ecuador, la “contempla como política
pública” y está establecida dentro del ordenamiento jurídico, al considerarla como la “forma de
organización económica, donde sus integrantes organizan y desarrollan procesos de producción,
intercambio, comercialización, financiamiento y consumo de bienes y servicios, para satisfacer
necesidades y generar ingresos, en armonía con la naturaleza” y orientada a la concesión de los
derechos y los objetivos del buen vivir, donde “prevalece el ser humano sobre el capital”.
(
LOEPS, 2011). Con lo cual se afirma, que la economía popular y solidaria, reconoce y
reivindica algunos principios de la cual se nutre y se basan en los factores C: cooperación,
comunitarismo, confianza colaboración, compañerismo. En esta dinámica del proceso
productivo, se evidencia que no prevalece el lucro y la rentabilidad, más bien está primero el ser
humano que el capital.
En este sentido, se define a la economía popular solidaria, como el conjunto de
capacidades y recursos que se articulan con carácter social, sin fines de lucro, y fundadas en
valores y factores sociales e identitarios de orden cultural en la “realización de actividades de
producción, distribución, circulación, financiamiento y consumo, de las unidades domésticas
(familiares y comunales), y las organizaciones específicas (…) con el objetivo de reproducir la
vida y fuerza de trabajo en las mejores condiciones posibles”, incluso sin costos más que los
principios corporativos de reciprocidad y soportando las presiones culturales de la económica
del capital. (Ramón, Arteaga – Macías, 2017, p, 4).
Así, los emprendedores asociativos del Cantón Santa Rosa que transforman los
derivados del pescado, se evidencia que promueven un tipo de economía con perspectiva social,
basado en el trabajo y capital familiar, regentado en pactos de crecimiento solidario. Lo que
implica que la economía social, enfocada desde cualquier análisis, es opuesta y crítica a la
economía de mercado y acumulación de capital, incluso ajena al Estado. En este contexto, se
propuso la pregunta de investigación: ¿Los emprendimientos asociativos e individuales de la
economía popular y solidaria sostienen los ingresos familiares y dinamizan la economía local?
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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