INNOVA Research Journal 2016, Vol 1, No. 12, pp. 1-10
réditos económicos (Rusque, 2005), asumiendo con responsabilidad los riesgos que esto le
pudiera ocasionar de manera directa a su capital social (Fernández, Alegre, y Chiva, 2012), y en
el ascenso empresarial debe fortalecer sus habilidades y destrezas. (Betancourt, 2004).
Para crear el vínculo entre el emprendimiento y la condición socioeconómico, es
necesario conocer que emprendimiento cuenta con el nuevo esquema empresarial (Santos,
Barroso, y Guzmán, 2013), generando impacto en la comunidad, creando compromisos de
responsabilidad, perseverancia y mejora continua (Duarte y Ruiz, 2009). Otorgándole al
individuo el seudónimo de emprendedor porque logra ofrecer nuevos productos y servicios en el
mercado (González, Arrizabalaga, Navarro, y Peña, 2009).
A un empresario exitoso se lo logra distinguir fácilmente de entre quienes se mantienen
en una zona de confort, ya que entre sus cualidades más importantes se destaca su habilidad para
encontrar nuevas oportunidades y sus dotes de negociante eficiente (Espíritu, 2011),cumpliendo
de manera responsable con sus obligaciones que se contrajeran en el libre ejercicio de la
profesión, muy abiertamente de calificar a una persona por sus acciones, en el ámbito comercial
se lo juzga por quien es, lo que permite formar un criterio solido haciéndolo acreedor a un
respeto inmensurable, y en base a todo lo antes expuesto, se concibe una reputación que
difícilmente a verse manchada a lo largo de su trayectoria empresarial (Sobrado y Fernández,
2
010).
Cualquier persona puede emprender, pero eso no les garantiza que logren alcanzar un
rotundo éxito (Trujillo, Girola, Figeralla, y Navas, 2002), es necesario realizar una distinción
entre los que cuentan con la capacidad emprendedora y quienes simplemente lo hacen porque la
necesidad los conlleva a buscar una nueva forma de generar ingresos (Sanabria y Burgos, 2004).
Las personas que nacen con una inclinación para emprender se los logra diferenciar de las
personas comunes (Cabana, Cortes, Plaza, Castillo, y Álvarez, 2013), porque mantienen claro su
objetivo y buscan marcar la diferencia en la sociedad (Vargas, 2001).
La capacidad emprendedora se forja a temprana edad, relacionándose de manera directa
con el entorno que los rodea, los niveles de aceptación del individuo en la sociedad se encuentran
estrechamente vinculados con la relación intrafamiliar (Carlos, Contreras, Silva, y Liquidano,
2
015), determinando que la iniciativa emprendedora la podemos encontrar con mayor frecuencia
en los senos familiares, que cuentan con una experiencia previa en empezar un nuevo ente
económico (Delgado, Goméz, Romero, y Vázquezi, 2008). Recalcando que la capacidad
emprendedora está directamente relacionado con los valores culturales y los estudios
sociodemográficos dejan en evidencia que las personas que tienen un conocimiento previo de los
riesgos posmaterialistas cuentan con una mayor inclinación a ser personas capaces de emprender,
porque mantienen un estatus económico por encima del nivel común (Pinillos Costa, 2011).
En lo que va del siglo XXI se han realizado importantes investigaciones, que determinan
un mayor grado de involucramiento de las mujeres en temas de emprendimiento, sin desmerecer
la participación de los hombres en temas relacionados (Díaz, Hernández, Sánchez, y Postigo,
2
010).La capacidad emprendedora es un llamado de alerta para la generación de nuevas fuentes
de empleados, llegando a la conclusión de que quienes emprenden, son aquellas personas que a
lo largo de su vida han ido acumulando experiencias y conocimientos en ramas específicas,
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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