INNOVA Research Journal 2018. Vol. 3, No.11 pp. 95-108
significativo para el negocio del banco, ya que plantea el riesgo de que el pago se posponga o
finalmente no se realice, lo que, por otro lado, crea problemas en los flujos de efectivo y afecta la
liquidez del banco (Carrascal, V., & María, J. , 2017).
Los elementos de riesgo de crédito se encuentran siempre que una persona natural o
jurídica toma un producto o servicio sin el pago inmediato de ese producto o servicio. El hecho
es que hay una creciente oferta de crédito en el mercado. De acuerdo con su definición, el
préstamo es la colocación de los activos del banco al cliente de acuerdo con los términos
definidos: duración, tasa de interés, honorarios, moneda y elementos del seguro (Wilkis, 2014).
Los préstamos permiten la compra de casas, automóviles, el lanzamiento de nuevos, y el
desarrollo e innovación de las empresas existentes, el desarrollo de la infraestructura del
gobierno local mediante la construcción de escuelas, sistemas de alcantarillado, carreteras, etc.
Con respecto a los acreedores, distinguimos tres tipos de riesgo crediticio: riesgo personal o de
consumo, riesgo corporativo y riesgo estatal o país (del Rio, 2015). Además de los préstamos,
existen otras fuentes de riesgo crediticio dentro de las operaciones de los bancos, como la
aceptación, las transacciones interbancarias, las transacciones en divisas, los contratos forward
financieros, los swaps, los bonos, las acciones, la opción y la asunción de obligaciones, la
concesión de garantías, entre otras (Wilkis, 2014).
El riesgo crediticio ha existido desde la creación del primer banco y, a pesar de las
innovaciones en el área de los servicios financieros, es la causa única más importante de quiebras
bancarias. La razón de esto es que más del 80% de los balances de los bancos en principio se
relacionan con este aspecto de la gestión de riesgos (Saavedra, 2010).
Los bancos no pueden evitar por completo los riesgos crediticios, pero pueden
administrarlos dentro de los límites de elegibilidad. Esto se refiere principalmente a la valoración
profesional de la solvencia, la solvencia, la supervisión y el control del riesgo de crédito, así
como la determinación de la existencia de un nivel adecuado de capital para cubrir dichos
riesgos, que se logra mediante una política de provisión adecuada para clientes conocidos y
riesgos potenciales desconocidos (Paz, 2013).
El objetivo de la gestión del riesgo de crédito es maximizar la tasa de retorno del banco
ajustada al riesgo manteniendo la exposición al riesgo de crédito dentro de parámetros
aceptables. Los bancos gestionan el riesgo de crédito de toda la cartera, así como los de
préstamos o transacciones individuales. La gestión eficaz del riesgo de crédito es un componente
importante de un enfoque integral de la gestión de riesgos y es necesaria para el éxito a largo
plazo de todas las organizaciones bancarias (Martínez & & Venegas, 2013).
Las normas del Comité de Basilea son mecanismos para establecer la estabilidad del
mercado financiero mundial y se incorporan a las Directivas de la UE para la adecuación del
capital y la gestión de riesgos en actividades bancarias, regulatorias y de control. En lo que
respecta a las actividades bancarias, existe un riesgo particular de riesgo de crédito en el marco
del riesgo (Jeanneau & Tovar, 2008). Con el desarrollo de la política y estrategia de crédito y los
procedimientos para identificar, medir, monitorear y controlar el riesgo de crédito, el banco
busca cubrir el riesgo de crédito en todas las actividades bancarias, así como a nivel de préstamo
individual y nivel de cartera (Paz, 2013).
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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