INNOVA Research Journal 2018, Vol 3, No. 10, pp. 91-100
Introducción
Dentro del marco de las V jornadas de Relaciones Internacionales, celebradas en la
ciudad de Buenos Aires en noviembre del 2017, se trató un tema importante relacionado con la
manera en la que se percibe y se aporta a la disciplina de las Relaciones Internacionales desde el
Sur, especialmente desde la academia sudamericana. Una de las conferencias magistrales del
evento estuvo a cargo de Amitav Acharya, quien expuso parte de su último trabajo, en el cual
expresó la necesidad imperante de la universalización de la disciplina, es decir que no exista una
ruptura entre la producción académica noroccidental, con las que están afuera de la mencionada
esfera de influencia, como la asiática, africana o Sudamericana. En su texto, Acharya (2014),
propone una disciplina global, cambiar la percepción de Relaciones Internacionales occidentales
o relaciones internacionales del Sur por algo más amplio e inclusivo que son las Relaciones
Globales.
Se ha visto que, desde la década de los ochenta, se ha producido una desconcentración del
monopolio del conocimiento científico a nivel global, la importancia de la academia no
occidental en las Estudios Internacionales ha tomado fuerza sobre todo desde la caída del muro
de Berlín, ya que ninguna teoría noroccidental pudo explicar de manera integral este proceso. Por
otra parte, la sociedad internacional se ha visto afectada por un desplazamiento continuo del
centro del poder geopolítico desde el Noroccidente hacia la región de Asia-Pacífico; un cambio
que, si en un primer momento fue económico, progresivamente se ha ido convirtiendo también
en político y cultural.
De igual manera, se ha vislumbrado que los mercados emergentes asiáticos,
especialmente los del sudeste, han ido ascendiendo en la cadena de valor de los procesos de
producción industrial. Para El Aynaoui y Woertz 2016, este proceso de industrialización, no solo
ha impactado en los indicadores económicos que son expresados en las fluctuaciones de los
mercados globales, sino que ha afectado el desarrollo propio de las sociedades occidentales.
Es así como el sudeste asiático, ha sido capaz de desarrollar una especie de “Soft Power”
lo que en un sentido se lo concibe como la forma de influencia sutil de la cultura o de las ideas,
frente a formas más coercitivas de ejercer presión, también llamadas poder duro, como por
ejemplo la acción militar, o como las presiones y condicionamientos de tipo económico (Nye
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009). De esta forma se recalca cierta creciente influencia cultural asiática en el occidente, ya
sea en el ámbito de la cultura pop, la filosofía, el mundo académico o la arquitectura; así lo
demuestra el éxito del conocido “Gangnam Style”, las improvisadas salas de yoga en los
gimnasios tradicionales, la ola de inauguraciones de restaurantes de cocina asiática, los diseños
urbanos futuristas y la creación de un ranking propio de las universidades del mundo (ARWU,
por sus siglas en inglés) elaborado por la Universidad Jiao Tong de Shanghái, en donde existen
más de 100 universidades del sudeste asiático dentro del top500 a nivel mundial
(ShanghaiRanking Consultansy 2016).
La idea de que Asia y los estudios sobre este continente deben tener una gran
preeminencia para la academia Sudamericana y noroccidental se ha convertido en un cliché. Los
estudios que han confirmado la preponderancia de estados asiáticos como China, Japón, Corea
del Sur, India entre otros para la comprensión de las relaciones comerciales, sociales, políticas,
económicas y académicas actuales, tanto a un nivel global como regional, son vastos. De igual
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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