INNOVA Research Journal, ISSN 2477-9024  
Desigualdad: el término más antónimo de la pobreza  
Inequality: the most antonym term of poverty  
Jaime Leopoldo Cabezas Maldonado  
Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador  
Carlos Vásquez Villavicencio  
Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador  
Autor para correspondencia: edlarcoca@uide.edu.ec, xavrod7@hotmail.com  
Fecha de recepción: 29 de Septiembre de 2017 - Fecha de aceptación: 15 de Noviembre de 2017  
Resumen: La sociedad ha llegado a asimilar los conceptos de desigualdad y pobreza como sinónimos,  
lo que ha incidido tanto en el pensamiento político como en el económico, la creencia de que la solución  
para extirpar la pobreza es combatir la desigualdad. Rallo (2017) ha afirmado recientemente que:  
Dentro del imaginario colectivo, los conceptos de “pobreza” y de “desigualdad” han terminado por  
fusionarse: si hay pobres es porque somos desiguales; si la desigualdad aumenta, es porque ha  
aumentado la pobreza (…) lo que deja de perder (o lo que gana) uno es porque lo pierde otro. A partir  
de este enfoque se analiza a la desigualdad, la que ha sido totalmente mal comprendida por la filosofía  
política y la teoría económica a nivel mundial, al desconocer que su esencia en sí está ligada con la  
naturaleza humana, razón por la cual, es más bien la desigualdad la que puede brindar el ambiente  
propicio para la creación y descubrimientos de las oportunidades de desarrollo individual de las  
personas y de la economía en su conjunto. Se busca desligar a la desigualdad de las teorías equívocas  
que la relacionan con la pobreza, tales como las expuestas por Piketty (2014) quien ha afirmado:  
“Cuando la tasa de rendimiento del capital supera la tasa de crecimiento de la producción y los ingresos  
(
…) el capitalismo genera automáticamente las desigualdades arbitrarias e insostenibles que socavan  
radicalmente los valores meritocráticos en que se basan las sociedades democráticas.”(p. 4). El presente  
estudio pretende explicar cómo la desigualdad puede llevarnos a demostrar que es más bien el  
intervencionismo estatal, al buscar la igualdad a toda costa, el verdadero generador de la pobreza.  
Palabras clave: desigualdad; pobreza; capitalismo; libre mercado  
Abstract: Society has come to assimilate the concepts of inequality and poverty as synonyms, which  
has influenced both political and economic thinking, the belief that the solution to eradicate poverty is  
to combat inequality.  
From this concept we analyze how inequality has been totally misunderstood by political philosophy  
and economic theory at the world level, by not knowing that its essence in itself is linked to human  
nature, which is why it is rather the inequality which can provide the environment conducive to the  
creation and discovery of opportunities for individual development of people and the economy as a  
whole. It seeks to bridge the inequality of the equivocal theories that relate it to poverty, such as those  
put forward by Piketty (2014). The present study aims to explain how inequality can lead us to  
demonstrate, which is rather the state interventionism in seeking equality at all costs, the true generator  
of poverty.  
Key words: inequality; poverty; capitalism; free market  
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Introducción  
Dentro del pensamiento social actual se ha llegado a unificar y confundir dos conceptos:  
la desigualdad en los ingresos y la pobreza; el no separarlos ha provocado que muchos teóricos  
los consideren causa y consecuencia. La relevancia en el tratamiento dado a estos dos conceptos  
se ha transformado en el eje central de la política económica en muchos países, al encontrarse en  
el discurso e ideario de muchos líderes políticos y de opinión.  
Este fenómeno no solo se observa en América Latina sino también en todo el mundo.  
Ejemplos de esto los podemos ver en la reciente conferencia del Foro Económico Mundial (WEF  
por sus siglas en inglés) llevado adelante en Davos Suiza. Según la Agenda Global, en la que se  
expusieron las cinco prioridades de liderazgo para 2017 por parte del presidente ejecutivo y  
fundador de esta organización, Klaus Schwab ha manifestado: que se debe tratar a la pobreza y a  
la desigualdad como males a ser eliminados por igual. Según él, los mercados libres y la  
globalización han mejorado el nivel de vida y han sacado a la gente de la pobreza durante  
décadas, pero sus defectos estructurales han promovido el aumento de la desigualdad en el  
reparto de la riqueza. (WEF, 2017). De la misma manera, el discurso de Barack Obama, unos  
meses antes de dejar la Casa Blanca, afirmó que la desigualdad se ha transformado en un mal y  
por tanto debe ser combatido, ya que según su parecer, esa sería la razón por la que existe  
pobreza tanto en su país como en el mundo.  
El problema principal de este malentendido es que estos dos términos y su real  
significado, no podían estar más contrapuestas, debido a las evidencias que nos presenta la  
historia. Analizar de una manera profunda y sólida la diferencia esencial entre estos dos  
conceptos, ayudará a clarificar cómo muchas de las percepciones que inducen al error y que  
muchos estudiosos consideran correctas, no son sino, especulaciones alejadas de la realidad,  
cuya verdad es demostrable con aquellas evidencias que se encuentran por doquier en el mundo  
real.  
La desigualdad está presente desde que el ser humano existe  
En primer lugar, la desigualdad no es algo reciente, no se originó hace poco y no es culpa  
del mercado, de los empresarios, ni del capitalismo. La desigualdad es tan antigua y tan  
consustancial a la existencia de la vida y se la aprecia aún en el reino animal. Los seres más  
capaces y los que se esfuerzan más, buscan mejorar sus condiciones de vida y asegurar su  
subsistencia. A partir de esto, podemos comprender que:  
Nunca ha habido ni jamás habrá una sociedad de iguales en un sentido material. Y no la  
habrá porque los seres humanos somos únicos, es decir, desiguales en un sentido concreto.  
Cuando se permite que las personas actúen con libertad, el complejo conjunto de características  
que nos diferencian, sumado a factores como el azar, deriva en resultados necesariamente  
desiguales. De este modo, la desigualdad material es, en parte, la inevitable consecuencia de la  
diversidad humana. Por ello el proyecto de lograr igualdad material solo puede intentarse  
destruyendo la libertad, conduciendo invariablemente a la tiranía y la miseria. (Kaiser, 2012, p.  
1
)
Desde esta perspectiva, es muy difícil pensar que la desigualdad es algo que se puede  
controlar. Las personas actuamos como entes económicos independientes, buscamos satisfacer  
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nuestras necesidades de la mejor manera que nos es posible, buscamos realizar actividades bajo  
nuestras propias preferencias y por ende, el beneficio que recibimos de una actividad es muy  
diferente para cada una de las personas. En el pasado, estas desigualdades económicas se debían  
a muchos factores. Schettino (2014) ha afirmado: “Las grandes diferencias en todo ese tiempo  
[
pasado] tenían su origen en el nacimiento y en la pertenencia a un grupo social determinado.  
Casta, estrato, grupo, determinaban la vida y la muerte. Y claro, también el acceso a la riqueza”  
p.1).  
(
Sin embargo, gracias al libre mercado y al sistema capitalista, en la actualidad las brechas  
de la pobreza se han reducido, cambiando esta realidad, no en términos de igualdad, sino en  
disminuir las barreras y diferencias sociales. ¿Cómo ha sido posible esto?; se ilustra con la  
siguiente historia:  
El creador de la firma Amazon, Jeff Bezos, junto a su esposa comenzó en el garaje de una  
casa arrendada, un negocio de venta de libros vía internet. Gracias a sus capacidades y esfuerzo,  
la originalidad y brillante idea de la forma como podían comercializarse, transformó a esta pareja  
de esposos de escasos recursos, en dueños de una de las empresas más exitosas de la actualidad.  
Podemos asumir que en la época que Jeff comenzaba a idear la creación de esa empresa, las  
oportunidades que él y su vecino tenían eran muy parecidas, incluso tal vez era mejor la  
situación de su vecino, pues la casa de la familia Bezos era arrendada; sin embargo, la  
creatividad y las capacidades únicas de cada ser humano, que es una característica propia de la  
desigualdad, hicieron que los Bezos se transformen en una de las familias más ricas en la  
actualidad.  
Esto puede ser complementado por las palabras de Adam Smith quien señaló que cada  
individuo ha sido creado para perseguir su propio interés a su manera, dentro de un plan de  
igualdad, libertad y justicia, que se genera de una manera espontánea (…) (Hayek, 1978, p.2).  
La desigualdad es una oportunidad y no una desventaja  
Los líderes mundiales que juegan el rol de agentes de cambio social condenan a la  
desigualdad, a pesar de la evidencia. Sin embargo, es ésta condición la que permite que las  
personas que más ahorros poseen, los pueden invertir en actividades productivas y empresariales,  
lo que termina mejorando el bienestar de los demás, además del suyo propio, dando como  
resultado el que así se puedan satisfacer las infinitas necesidades humanas y sus preferencias.  
Un beneficio de la desigualdad es que podemos disfrutar los resultados de la creatividad e  
innovación particular de cada individuo, de su permanente e innato estado de alerta y perspicacia  
empresarial, por tanto lo que le corresponde a la sociedad es premiar a las personas que han  
invertido los recursos de su propiedad para crear nuevas formas de satisfacer las necesidades  
humanas entendidas como los fines infinitos que persigue cada individuo según sus preferencias.  
Por eso tenemos que considerar como valiosas las grandes oportunidades que nos brinda el tener  
una sociedad desigual, lo cual permite refutar el argumento de la desigualdad como algo injusto.  
Podríamos mencionar a los deportes como otro ejemplo. Para disfrutar este tipo de  
espectáculos se paga un precio y al hacerlo se crea un bienestar para el espectador, mientras al  
mismo tiempo el producto de las recaudaciones permite el pago a los jugadores, premiando el  
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ingreso de los mejores. El hecho de que Cristiano Ronaldo gane millones de dólares por  
temporada ¿afecta al bienestar de los espectadores? La respuesta lógica es que los afecta, pero de  
manera positiva, pues mejora el bienestar de los espectadores. No nos tiene por qué perturbar el  
enriquecimiento de un individuo cuyas capacidades innatas o adquiridas son una cuestión de  
cada ser humano. Quien nos brindó el servicio tiene todo el derecho de gozar de unas rentas  
diferenciadas, con mayor razón si el bienestar producido por ese servicio mejora las condiciones  
de millones de seres humanos mediante la recreación.  
Esto no solo sucede en el mundo de los deportes, podemos aplicarlo a cualquier bien o  
servicio que consumimos. La computadora que utilizamos, el teléfono móvil inteligente, el  
vehículo por medio del cual nos transportamos, los libros que compramos, etc. y muchos nuevos  
bienes que día a día se crean y están disponibles en el mercado. Quienes los han creado y  
aquellas personas que día a día compiten, cooperan y coordinan para producirlos, tienen todo el  
derecho de apropiarse del fruto de su inventiva y creatividad, lo cual obviamente los vuelve  
desiguales a los demás, razón por la cual nadie tiene el derecho de reprimir o castigar este  
comportamiento, pues hacerlo básicamente sería inmoral e inhumano al impedir el avance de la  
civilización.  
En un ambiente de sociedades desiguales, se promueven las oportunidades individuales,  
donde las personas pueden progresar y desarrollarse como entes capaces. Es importante tomar en  
cuenta el principio económico que nos enseña que los individuos responden a los incentivos y  
que cada quien persigue el fin que más valora y lo hace con los medios con los que cuenta,  
basado en un entorno de respeto a la propiedad privada y de libertad para actuar. Desde esta  
perspectiva, podemos comprender el avance en estos últimos dos siglos de los conocimientos y  
la tecnología, donde millares de individuos y empresas año a año remozan y mejoran la gama de  
productos y servicios que se ofrecen al mercado, para así beneficiarse a sí mismo y a la  
sociedad.  
Podemos ver en el extremo contrario como sociedades y países calificados como más  
“iguales”, como el caso de Mongolia, Nepal o Tayikistán (Banco Mundial, 2014), al limitar la  
libertad de empresa, han desincentivado la innovación e invención dentro de sus países, a tal  
grado de ser sociedades “iguales” extremadamente pobres y atrasadas. Como lo manifestó Hayek  
en una de sus frases más famosas: “solo existen dos posibilidades: ser muchos y ricos, o pocos y  
pobres”.  
La pobreza y el capitalismo  
Algunos pensadores usando la ideología, han llegado a asociar el concepto de pobreza al  
de las sociedades libres, o en la visión de Marx, al capitalismo, término creado por él mismo para  
referirse a las sociedades del libre mercado que recién se gestaban en el siglo XIX. Es tal el  
problema de la asociación de estos términos que el mismo Papa Francisco, en su visita a Bolivia,  
hablando de un supuesto “capitalismo desenfrenado” expresó: “Este sistema ya no se aguanta, no  
lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan los pueblos. Y  
tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana madre Tierra como decía San Francisco”. (WEF, 2017)  
Claramente, el Papa estaba omitiendo el hecho de que gracias al sistema del libre  
mercado, se ha logrado transformar a los pobres campesinos en trabajadores asalariados, mucho  
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más ricos de lo que Carlos Marx hubiese esperado con la aplicación de su utópica propuesta  
constante en su obras “El manifiesto comunista” o “El Capital”. Somos parte de una época de la  
historia humana en la cual, como nunca antes ha sucedido, se han reducido drásticamente los  
índices de pobreza, sacando a más de mil millones de esta situación en el último medio siglo,  
gracias al sistema de mercado que mayoritariamente está presente en el mundo, aunque todavía  
atado a muchos obstáculos que impone el intervencionismo estatal.  
En tal caso, ¿por qué el Papa se expresó en su discurso en contra del capitalismo que,  
según él, somete y explota a Bolivia? Es algo que muchas personas no comprenden. Para  
entenderlo de mejor manera sobre la situación boliviana Ricardo Hausmann (2015) ha afirmado:  
Las empresas más rentables del mundo no están explotando a Bolivia: simplemente, no se  
encuentran ahí porque consideran que el país no es rentable. El problema más fundamental del  
mundo en desarrollo es que el capitalismo no ha reorganizado la producción ni el empleo en los  
países y regiones más pobres, con lo que la mayor parte de la fuerza laboral ha quedado fuera de  
su ámbito operacional. (p.1)  
Es importante separar a la pobreza y al capitalismo de nuestra mente. El verdadero  
problema es que los países pobres tienen desconfianza del sistema capitalista; muchas veces por  
ideología o desconocimiento y buscan deliberadamente la intervención del gobierno para regular  
la vida económica, provocando que el capitalismo no prospere, que la economía de mercado  
opere de manera disfuncional y que finalmente estos países permanezcan más bien en la pobreza.  
Piketty y su frustración debido a la pobreza y desigualdad  
En el año 2013, Thomas Piketty escribió El Capital en el Siglo XXI, un libro con 577  
páginas de texto, 76 páginas de notas y 115 gráficos y tablas, que se ha convertido en todo un  
éxito en la lista de best sellers según el New York Times. Su obra se centra en la tesis de que el  
rendimiento del capital excede a la tasa de crecimiento económico de un país, por lo tanto  
propone que el Estado implemente “un impuesto global progresivo sobre el capital” para detener  
el crecimiento “desmedido” del patrimonio de los más ricos.  
Al parecer la obra de Piketty no toma en cuenta que desde el siglo XIX y gracias al  
comercio y la empresarialidad, la proporción de personas que se han enriquecido es siete veces  
mayor que la que existía en 1800. El problema principal según este autor, es la desigualdad, a la  
que considera erróneamente antiética. Al igual que otros llamados progresistas de izquierda, no  
explica el por qué la desigualdad por sí misma es perjudicial. Tal vez en opinión de él, no es  
ético que alguien por su trabajo, ideas o esfuerzo tenga tres casas, cuatro autos, o use un reloj de  
más de diez mil dólares.  
El principal problema que presenta la ética de la lucha contra la desigualdad es que busca  
que el Estado intervenga cada vez más para solucionar este supuesto problema de la sociedad,  
siendo más bien lo que parece ser la cura, una suerte de enfermedad social moderna que la  
podemos definir como “estatolatría”. Esta solución incluye el tener un gobierno enorme, que  
consume una inmensa parte de la renta nacional, con todos los problemas que ese mal reparto  
genera, para promover el paternalismo, que busca como cuidar a los ciudadanos de la cuna a la  
tumba, lo que le resta el sentido de responsabilidad a los individuos respecto de su propia vida y  
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a su vez instaura el proteccionismo a los pseudo-empresarios, léase buscadores de rentas,  
asegurándoles utilidades a costa de sobreprecios que los paga la sociedad, logros que se los  
alcanza controlando coactivamente la vida de las personas, para que mediante el uso de la fuerza  
y la violencia institucionalizada de un Estado cada vez más intervencionista, se implante una  
sociedad utópicamente igualitaria.  
Bajo esta visión que no es nueva, se instauraron las peores tiranías en la historia de la  
1
humanidad. Tenemos el caso de la desaparecida URSS y los países que se los llamó tras la  
“cortina de hierro” como Alemania del Este, sistema que terminó en 1989 con la caída del Muro  
de Berlín. Desgraciadamente subsisten la actual Corea del Norte, Cuba y se han estado gestando  
en el mundo entero, nuevas sociedades basadas en el concepto de la igualdad, tal el caso de  
Venezuela y otras tiranías populistas cada vez más centralizadas y estatizadas.  
Para comprender el libro de Piketty, McCloskey (2015) argumentó: La visión  
apocalíptica de Piketty deja poco espacio para el resto de nosotros a los que realmente nos va  
muy bien de manera no apocalíptica más biencomo de hecho nos ha ido desde 1800. Lo  
que le preocupa a Piketty es que los ricos puede que posiblemente se vuelvan más ricos, aun  
cuando los pobres también se enriquecen. Su preocupación es puramente acerca de la diferencia,  
sobre un confuso sentimiento de envidia elevado a una propuesta teórica y ética. (p.1)  
Desigualdad o falta de libertad: ¿cuál de ellas explica de mejor manera la pobreza?  
2
Aunque el Índice de Gini nos ofrece información interesante sobre la cual muchos  
estudiosos y políticos sociales basan sus argumentos a favor de la igualdad, también nos brinda  
información contrapuesta sobre la realidad de la pobreza frente a la desigualdad. Por ejemplo,  
Suecia, un país con una sociedad indudablemente desarrollada, ocupa uno de los primeros  
lugares del índice (27.3), sin embargo, si solo consideramos ese factor, podríamos decir entonces  
que países como Bielorrusia (26.53), Kirguistán (27.3), Kazajstán (27.4) y Moldavia (29.16),  
deberían encontrarse dentro de las naciones más prosperas del planeta. Basados en esta escala,  
estos países serían más ricos que Francia (33.1), España (35.9) y Reino Unido (32.57). (Banco  
Mundial, 2015)  
La desigualdad está muy lejos de ser la causante de la pobreza dentro de las naciones. Sin  
embargo, podemos encontrar una clave que puede ayudarnos a aclarar la razón de ser de la  
3
pobreza: el Índice de Libertad Económica . Si analizamos conjuntamente este índice de libertad  
y lo comparamos con el coeficiente de Gini, descubriremos que existen muchas naciones, que  
aunque son muy igualitarias, al quitar libertades a sus habitantes, se mantienen como naciones  
1
Siglas de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas  
El coeficiente de Gini es un método usado especialmente en economía para medir la desigualdad en los ingresos.  
2
El valor 0 expresa igualdad total, mientras que un valor de 1 sería la máxima desigualdad.  
3
El índice de Libertad Económica en el Mundo mide el grado de apoyo a la libertad económica en las políticas y  
las instituciones de cada país. Las piedras angulares de la libertad económica son la elección personal, el  
intercambio voluntario, la libre competencia y la garantía de la propiedad privada. Se utilizan 42 parámetros para  
elaborar un índice global que mide el grado de libertad económica en cinco grandes áreas: 1 Tamaño del Estado:  
gasto, impuestos y empresas; 2 Estructura jurídica y garantía de los derechos de propiedad; 3 Acceso a una moneda  
sana; 4 Libertad de comercio internacional y 5 Regulación crediticia, laboral y de la empresa. Se calificó en 2012  
con una puntuación sobre 10, con base a la información de 152 países.  
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muy pobres. Es tal el caso de Tayikistán, donde a pesar de tener uno de los mejores índices de  
igualdad según Gini (30.8), el intervencionismo estatal característico de las naciones de la  
antigua Unión Soviética, ha llegado a generar problemas muy grandes de inestabilidad y pobreza  
en dicho país.  
La FAO (2017) en su informe de proyectos considera que “la malnutrición sigue siendo  
generalizada” dentro de Tayikistán. (p.1). Otro problema grande es la migración masiva de los  
habitantes hacia Rusia por la falta de empleo. Se calcula que 1.58 millones de tayikos viven en  
Rusia. (Sávina, 2016)  
Lastimosamente, el caso de Tayikistán es solo uno de muchos más, que al final de  
cuentas solo nos muestran la inconsistencia de querer combatir la desigualdad con más  
estatización. El principal problema al que nos enfrentamos en esta temática son las propuestas  
políticas de combate a la pobreza, que no ofrecen una solución a este problema, sino solo un  
discurso retórico para tener sociedades más iguales, pero no prósperas; es decir, se aplica una  
ética consistente en quitar al más rico empeorando su vida, para así supuestamente ayudar al más  
pobre. Esta estrategia no toma en cuenta que en ninguna nación donde se la aplicó ha funcionado  
eficazmente. Lo único que ha logrado es acrecentar el tamaño del Estado, talvez con sociedades  
más igualitarias, pero también más pobres.  
Con el objeto de ilustrar con datos tomados de los reportes especializados, se presenta la  
siguiente tabla mostrando para algunos países el coeficiente de GINI y la posición en materia de  
libertad que ocupan en el mundo algunos países seleccionados.  
Tabla 1. Comparación entre Índice de Gini y posición en el Índice de Libertad Económica en el  
Mundo  
País  
Índice de Gini  
Índice de Libertad  
Calificación/posición entre 152 países  
Bielorrusia  
Suecia  
0.265  
0.273  
0.273  
0.274  
0.291  
0.308  
0.325  
0.331  
0.359  
0.407  
0.454  
-
-
32  
90  
74  
86  
97  
12  
58  
51  
7.47  
6.77  
7.00  
6.85  
6.67  
7.81  
7.21  
7.29  
3.89  
6.01  
Kirguistán  
Kazajstán  
Moldavia  
Tayikistán  
Reino Unido  
Francia  
España  
Venezuela  
Ecuador  
152  
131  
Nota. Tomado y adaptado de Banco Mundial. (2015). Gini Index (World Bank estimate). Banco de datos  
Indicadores del desarrollo. Para el caso de Venezuela, se tomó de la data de la Comisión Económica para América  
Latina CEPAL.  
Conclusión  
Finalmente, después de haber analizado estas posiciones, podemos darnos cuenta que la  
desigualdad está lejos de ser la causa de la pobreza. De hecho, el problema real de la pobreza es  
el intervencionismo del Estado. Políticas como cerrarse al comercio, a la globalización, a la  
inversión extranjera, para enfocarse en el proteccionismo, han causado que muchas naciones no  
puedan salir de la pobreza y se mantengan en ese nivel durante muchos años. Podemos ver esta  
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/  
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realidad en el caso de Venezuela, que nos pueden servir de ejemplo para conocer qué es lo que  
sucede cuando en un país se eliminan sistemáticamente las libertades, se destruye la propiedad  
confiscando y expropiando mediante impuestos y otros mecanismos, la renta y el patrimonio de  
los individuos y a costa de querer volver a los ciudadanos más igualitarios a la fuerza, se  
provoca que sean más bien igualitariamente pobres. Se ha demostrado entonces que la  
desigualdad es el término más antónimo de la pobreza.  
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