INNOVA Research Journal 2017, Vol 2, No. 10.1, pp. 12-17
Introducción
A través de los años los esquemas de consumo en la economía han venido atravesando
unos cambios importantes llegando a su punto máximo representado en un capitalismo
hiperconsumista, cuya característica básica es la proliferación de un consumo desmesurado, que
busca en lo posible que un producto sea utilizado por un solo individuo, que adicionalmente
presente una alta tasa de recambio (obsolescencia programada) y que genere unas nuevas
necesidades en el consumidor final (consumo emocional).
Este tipo de capitalismo, permitió de cierta manera un crecimiento económico que iba
acompañado con la generación de empleo y el aumento de la producción, pero en contra parte se
estaba volviendo nocivo para la mayoría y para el mismo planeta en sí, dada las nuevas
tendencias de una economía inteligente y sostenible.
La Revista Time en el 2011, consideró a la Economía Colaborativa una de las 10 ideas
que iban a cambiar el mundo (Walsh, 2011), y nos hacía alusión a que una decisión inteligente
era no poseer sino compartir. De acuerdo a estimaciones realizadas por economistas de talla
mundial y centros de estudios globales, se dice que la economía colaborativa para el año 2025,
moverá 235.000 millones de dólares (Semana, 2016).
El consumo colaborativo es la base para dar inicio a la economía colaborativa, y mantiene
como premisa compartir bienes antes de poseerlos, y hacer que circule lo que existe, en vez de
seguir comprando cosas nuevas. Este esquema no es nuevo, ya que desde hace mucho tiempo
estas acciones se realizaban en círculos cerrados, como por ejemplo, los libros que se utilizaban
para la escuela, se cedían a los hermanos menores, o simplemente el hecho de compartir ropa
usada o juguetes con miembros de la misma familia.
¿
Pero qué ocasiona el auge de esta nueva tendencia? Entre el año 2008 y 2011 sucede una
crisis económica de carácter global, lo que hizo que varios países quedaran económicamente
mal, adicionalmente se estaban uniendo expresiones sociales que rechazaban el modelo
económico actual ya que se consideraba inequitativo e injusto, y adicionalmente las nuevas
generaciones comenzaron a tomar conciencia de la existencia de una gran cantidad de recursos,
los cuales eran en gran proporción subutilizados
Sin lugar a duda existen tres detonantes que dan inicio a la economía colaborativa, tal
como se encuentra concebida en la actualidad, y fueron la crisis económica, el auge de las redes
sociales y los comportamientos participativos en Internet.
De acuerdo con el dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre “Consumo
colaborativo o participativo: un modelo de sostenibilidad para el siglo XXI”, esta tendencia
representa una tercera ola de Internet, donde la gente se encuentra en Internet para compartir
fuera de Internet, y cuya función es poner en circulación todo aquello que existe (Comité
Económico y Social Europeo, 2014).
Los elementos necesarios para dar vida a la economía digital compartida son: Bienes
ociosos, Tecnologías de la Información y la Comunicación, Comunidades y por último confianza
y reputación.
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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