INNOVA Research Journal, ISSN 2477-9024  
Planteamientos sociopolíticos de la educación en el pensamiento filosófico  
griego antiguo: Sócrates, Platón y Aristóteles  
Socio-political approaches of education in old greek philosophical thought:  
Socrates, Plato and Aristotle  
Paulina Morales Hidalgo  
José Ángel Bermúdez García  
Jean Carlos García Zacarías  
Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Ecuador  
Autor para correspondencia: pmorales048@puce.edu.ec, bjoseangel@yahoo.es,  
jgarcia493@puce.edu.ec  
Fecha de recepción: 30 de Agosto 2017 - Fecha de aceptación: 15 de Enero de 2018  
Resumen: La Grecia Clásica del siglo v a.C. vivía un momento particular de crisis que sustituyó  
el régimen tradicional aristocrático por el democrático. Tal situación dio origen a una educación  
nueva y de mayor complejidad. En este contexto, aparecieron con su estela de sabiduría los mejores  
pensadores que brillando por sus ideas filosóficas, éticas, políticas y educativas, cuyos  
planteamientos fundamentales constituyen los primeros postulados sociopolíticos de la educación  
y de mayor influencia para la cultura occidental. Por este motivo, este ensayo tiene como objetivo  
fundamental analizar los principales planteamientos sociopolíticos de la educación en el  
pensamiento filosófico griego antiguo, expuesto por sus tres más grandes representantes: Sócrates,  
Platón y Aristóteles. Del análisis emergió que (1) los planteamientos sociopolíticos de la educación  
se enmarcan en los principales interrogantes de orden antropológico, filosófico y ético; (2) le  
asignaron a la educación la tarea última de la existencia de la comunidad y de la individualidad  
humana; (3) la educación debía formar al “hombre griego”, al hombre libre; (4) la educación  
política deriva de la antropología y se realiza en la vida ética que se vierte en vida dentro de la  
polis; (5) la riqueza de los postulados sociopolíticos de la educación griega encuentra su  
fecundidad en su valor humanístico, que es distinta en estos filósofos.  
Palabras claves: educación; política; sociedad; estado; ética; moral; filosofía; antropología  
Abstract: The Classical Greece of the fifth century a.C. lived a particular moment of crisis that  
replaced the traditional aristocratic regime by the democratic. This situation gave rise to a new and  
more complex education. In this context, the best thinkers who shone through their philosophical,  
ethical, political and educational ideas appeared with their wake of wisdom; whose approaches  
constitute a set of socio-political postulates of education and of greater influence for Western  
culture. For this reason, this dissertation essay aims to analyze the main sociopolitical approaches  
to education in ancient Greek philosophical thought, exposed by its three greatest representatives:  
Socrates, Plato and Aristotle. From the analysis emerged that (1) the sociopolitical approaches of  
education are framed in the main questions of anthropological, philosophical and ethical order of  
the time; (2) they assigned to education the ultimate task of the existence of community and human  
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individuality; (3) education was to form the "Greek man", the free man; (4) political education  
derives from anthropology and is realized in the ethical life that is poured into life within the polis;  
(5) the wealth of the sociopolitical postulates of Greek education finds its fecundity in its  
humanistic value, which is distinctive in these Greek philosophers.  
Key Words: education; politics; society; state; ethics; morals; philosophy; anthropology  
Introducción  
Desde tiempos inmemoriales, la sociedad ha instituido la educación como un mecanismo  
de control que permite que cada uno de sus miembros le sea trasmitido un conjunto de normas y  
valores que aseguran su supervivencia; por eso no es de extrañar que, cuando algo anda mal en la  
sociedad o está entra en crisis, todas las miradas se dirijan hacia la institucionalidad de la  
educación.  
Por este motivo, no es casual que el origen del pensamiento sobre la educación, en  
paralelo con el pensamiento filosófico, ético y político, se diera en la Grecia antigua. El  
surgimiento de las primeras reflexiones sobre la educación se han de entender en un contexto  
particular, de crisis, en el cual, según algunos críticos:  
Los griegos del siglo V asistieron al resquebrajamiento de la cosmovisión  
tradicional bajo el peso de la incipiente interpretación científica del mundo; a  
la crítica de la religión mitológica promovida por lo primeros filósofos; y a la  
relativización de sus propias costumbres provocadas por el contacto con otros  
pueblos”. (Rodríguez, 2006, p. 216).  
La Grecia clásica vive y sufre una gran transformación social y política, pasando a una  
polis (Estado-Ciudad) rural-agrícola, a una gran potencia económica y política que sustituyó el  
régimen tradicional aristocrático por el democrático. Todas estas situaciones antes señaladas  
desembocaron en la perdida de vigencia del modo de vivir tradicional de los griegos. Los sofistas  
agudizaron dicha crisis ya que éstos propagaron la tesis de la naturaleza como única norma  
objetiva que ponía en tela de juicio todo código de conducta recibido. Al socavarse las bases que  
mantenían en pie la existencia cotidiana de la cultura del momento, se empezaron a gestar los  
primeros pensamientos educativos, que exigían una nueva educación y de mayor complejidad,  
para una nueva sociedad de mayor complejidad en el orden social y político que exigía, por  
igual, de la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos. Al punto que la palabra  
“pedagogía”, en cuanto es utilizada en nuestros días para referirnos a la teoría de la educación,  
surgió en la Grecia antigua.  
En este contexto, aparecieron con su estela de sabiduría los mejores pensadores, como  
fueron Sócrates, Platón y Aristóteles. Se constituyeron en los principales representantes del  
pensamiento educativo griego, aunque no hayan elaborado un tratado sistemático de la  
educación, como si es el caso de la filosofía, la ética y la política. Aunque su pensamiento  
educativo no se puede comprender desvinculado de éstas.  
Los primeros planteamientos sociopolíticos de la educación y de mayor influencia en el  
mundo griego, y para la cultura occidental posterior, se encuentran en ésta triada de filósofos.  
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Cuando comenzaron a formular las principales interrogantes de orden filosófico y ético como  
¿
cuál será la vida mejor para el hombre? ¿Cómo vivir una vida plenamente humana y feliz?,  
estaban marcando el inicio formal de la reflexión educativa. Le estaban asignando a la educación  
la tarea última de la existencia de la comunidad y de la individualidad humana (Rentería, 2004,  
p. 96-97). Desde los planteamientos antropológicos y éticos se derivaron los principios  
sociopolíticos de la educación griega. La educación debía formar al “hombre griego”, el cual,  
tenía que vivir según la virtud (areté) que le es propia por naturaleza, concibiéndose  
responsablemente como individuo y ciudadanos de la polis. Hombres libres y políticos, en  
cuanto ciudadanos, que viven en la polís, la ciudad, centro de la cultura; es decir, según  
Luzuriaga (1959):  
La polis es la fuente de todas las normas de la vida válida para el individuo…,  
que abarca la totalidad de la existencia…, así se convierte la polis en el  
educador de la juventud; es el lugar de educación cívica y espiritual…, del  
espíritu democrático y la libertad política propia de la vida ateniense (p. 49).  
De este modo, los griegos crearon una educación de eficiencia individual y,  
simultáneamente, de la convivencia social y política (Gadotti, 2004, p. 16). Es así que los  
planteamientos educativos de Sócrates, Platón y Aristóteles son, teleológicamente hablando, en  
consonancia con los filosóficos y éticos, esencialmente políticos.  
No es casualidad que nuestra educación también se enmarque dentro de los principios  
originales y originantes propios de la cultura griega antigua. En ella se encuentran sus pilares  
esenciales. Para poder comprender los planteamientos educativos contemporáneos es  
conveniente tener presente los planteamientos educativos griegos presentes en los tres grandes  
del pensamiento filosófico antiguo ya mencionados. Es importante conocer sus postulados  
sociopolíticos, a pesar de su antigüedad, siguen más vigentes que nunca, nuestra civilización se  
entiende desde ellos. El hombre de ayer como de hoy anda en la búsqueda del sentido y las  
implicaciones de la educación para la su sociedad.  
Este ensayo se inscribe en un proceso de fidelidad y avance de la comprensión de los  
planteamientos sociopolíticos de la educación en el marco del pensamiento filosófico de  
Sócrates, Platón y Aristóteles. De fidelidad, en primer lugar, porque se quiere profundizar en el  
análisis de las implicaciones sociopolíticas de la educación griega clásica tal como se encuentra  
en la fuente. Y de avance, en segundo lugar, porque se quiere continuar animando el proceso de  
investigación contemporánea que permita a los filósofos e investigadores educativos de la  
educación encontrar en éstos pensadores antiguos unos aliados y no unos meros objetos de  
curiosidad para anticuarios, que permita continuar aportando luces a los principales  
planteamientos sociopolíticos actuales de la educación.  
Desde la perspectiva señalada, este ensayo se plantea como objetivo fundamental analizar  
los principales planteamientos sociopolíticos de la educación, expuesto por los principales  
representantes del pensamiento filosófico antiguo griego. Para ello el proceso de indagación  
procura caracterizar los elementos de la educación de los Sofistas y; en el segundo, y  
fundamental, expone los principales planteamientos sociopolítico y filosóficos de la educación  
de Sócrates, de Platón y de Aristóteles.  
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Metodología  
Para alcanzar los fines que se plantean, la metodología de esta investigación filosófica y  
educativa está enmarcada como un estudio de naturaleza documental tipo ensayo. En este orden  
de ideas, “el ensayo tiene como objetivo exponer ideas o principios relacionados con áreas de  
conocimiento y de la observación del autor, y el mismo puede tener intencionalidad filosófica,  
científica, social, cultural” (Barrera, 2000, p. 49). Como señala el Manual UPEL (2006), este tipo  
de investigación permite la revisión crítica del estado del conocimiento y el estudio del  
desarrollo teórico donde se presentan las conceptualizaciones originales y las perspectivas de los  
autores del ensayo.  
Análisis y Resultados  
(1) Elementos Sociopolíticos de la Educación Griega  
La civilización griega antigua representa un paradigma nuevo de la cultura universal y del  
desarrollo del pensamiento occidental. Indudablemente, parte de su florecimiento se debe a la  
importancia que le asignaron a la educación. Para los griegos ella representaba el sentido de todo  
esfuerzo humano y de la existencia de la sociedad.  
La educación representaba el punto de partida, en cuanto precede al individuo y  
condicionan a la sociedad. De allí, según Gadotti (2004), que la virtud principal de un hombre  
griego “debía ser la lucha por su libertad. Además, necesitaba ser racional, hablar bien, defender  
sus derechos, argumentar” (p. 16). Cosa que no observaba en la aparente estabilidad de los  
pueblos vecino del Oriente como Persia, Asiria, Egipto, la India y China donde no había  
cualificación del colectivo, tan sólo “en su fondo colectivo podían proporcionar eran tabúes y  
ritos cíclicos (cuyas modificaciones se prohibían), representaciones esquemáticas  
dogmáticamente inmodificables (mitos) y tareas colectivas impersonales” (UPEL, 1999, p.17).  
De este modo se explica porque la Grecia antigua fue la cuna del pensamiento filosófico,  
del pensamiento libre y del nacimiento de las incipientes democracias. Solo era posible porque  
existía la educación. En Grecia reina un panorama social y político totalmente distinto. Gracias a  
la educación todo estaba hecho para la evolución de la lucidez, de la libertad y la iniciativa  
creadora donde la vida privada no iba a quedar absorbida por la organización estatal y la  
dependencia de una administración imperial que interviene en todo y presiona sobre los  
individuos.  
Mientras que, en los pueblos vecinos de Oriente, de cultura arcaica, concentraron todos  
sus esfuerzos en la guerra y el autoritarismo, por el contrario, la cultura griega, más adelantada,  
por su avanzado y moderno pensamiento educativo, con sus matices, en especial Atenas “llego a  
un estado superior, el de la vida política y democrática” (Luzuriaga, 1959, p. 49).  
La educación griega destacó como una educación esencialmente política, por su carácter  
humano y cívico. El carácter eminentemente político de la educación griega descansa, para su  
época, según Rentería (2004), “en la nueva concepción de la posición del individuo en la  
sociedad, enfatizando especialmente en su dimensión individual como principio humanístico; así  
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la educación significó el establecimiento en el hombre de su humanidad” (p. 97). La educación  
política deriva de la antropología, planteamientos que son distintos, como veremos más adelante,  
a la hora de concebir la educación y sus implicaciones sociopolíticas, de manera especial en  
Platón y Aristóteles.  
De la preocupación antropológica en el descubrimiento del valor humano, del hombre en  
sí, de su personalidad se constituye para los griegos el fundamento de planteamientos educativos.  
La preocupación era la educación del hombre integral, esto es según Luzuriaga (1959), “la  
consideración de la educación humana en su integridad: física, intelectual, ética y estética” (p.  
4
3). De este modo realizaron a través de los planteamientos educativos como teoría sociopolítica  
la síntesis entre educación y cultura, dando así un valor agregado al arte, a la literatura, a las  
ciencias y a la filosofía. La tarea de la educación griega es la formación del hombre integral en  
cuanto formación del cuerpo por la gimnasia (educación física), en la de la mente por las  
filosofías y las ciencias (educación intelectual), en la moral y la política (educación ética y  
política) y, finalmente, formación de los sentimientos por la música y por las artes (educación  
estética). Estos planteamientos teóricos del humanismo educativo caracterizan la riqueza del  
pensamiento pedagógico griego, en especial el ateniense, donde “las mayores disputas no eran  
físicas sino intelectuales, se buscaba el conocimiento de la verdad, de lo bello y del bien”  
(Gadotti, 2004, p. 18).  
Todas estas realizaciones educativas de la Grecia del siglo V a.C., propios de la cultura  
ateniense, es lo que llama Luzuriaga (1959), “la educación nueva” (p. 51), dio paso a una nueva  
clase social, una democracia más extensa, mayor poder político-militar (liberación frente a  
Persia) y una cultura con un sentido cada vez más intelectual que devino en una educación de  
carácter más elevado, que de manera especial se experimentó en la enseñanza superior a través  
de la educación de la juventud; debido a que “la mayor complejidad de la vida política y social  
hizo necesaria una mayor preparación para ésta” (Luzuriaga, 1959, p. 51). Tales realizaciones  
culturales de la educación griega clásica dejan ver las implicaciones que tienen para las  
generaciones humanas posteriores hasta la nuestra, la cual gravita en muchas de sus reflexiones  
sobre los postulados educativos señalados. De allí, la importancia que tiene conocer las  
principales ideas sociopolíticas griegas desarrollados por los más destacados representantes que  
marcaron el devenir de la cultura occidental.  
(2) Principales Planteamientos Sociopolítico y Filosóficos de la Educación Griega  
Los planteamientos sociopolíticos de la educación de la Grecia clásica han tenido una  
enorme energía procreadora. Periódicamente, la civilización occidental ha vuelto a reflexionar  
sobre ellos, como ocurrió en el Renacimiento y en la Ilustración y como ocurre en parte en  
nuestros días. Podemos señalar que los postulados sociopolíticos de la educación griega  
encuentran su fecundidad en su valor humanístico, por la afirmación de la libertad responsable  
de los ciudadanos de la polís en medio de las variadas circunstancias políticas. Claro está, que  
tales planeamientos varían en razón de la concepción de hombre sobre la que se propone una  
visión de Estado y sociedad, de la cual la educación es garantía. De allí la importancia de  
conocer a esta triada de filósofos por la densidad de sus propuestas y el significado que han  
tenido para nuestra cultura.  
(3) Los Sofistas, educación para líderes políticos  
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No podemos comprender los planeamientos sociopolíticos de la educación griega, en  
especial los socráticos, sin antes hacer mención de los postulados, en parte coincidente y en parte  
divergente, de los Sofístas. En realidad, son los primeros educadores profesionales. Según  
Luzuriaga (1959), “los Sofistas desarrollan su actividad docente como profesores ambulantes en  
la segunda mitad del siglo V a. de C. en el momento de la gran transformación social y política  
de Atenas” (p. 55), la cual exigía una transformación política de la sociedad, que de fondo  
conllevaría a una transformación educativa, es decir, según Gajate (1999):  
los ciudadanos reclaman ahora un puesto de pleno derecho en el gobierno de la  
nueva sociedad ateniense; pues consideran que ya no es la herencia el valor  
determinante ni el único que da derecho a participar en la vida pública, sino  
que ahora el derecho se abre a todos los ciudadanos” (p. 9).  
Surge un nuevo paradigma político, que frente al areté de la nobleza surge el areté de la  
política, la cual exige la formación de nuevos cuadros gobernantes de la polis de entre los  
hombres libres. La transformación política se dio de la mano con la educativa ya que “esto a su  
vez exigía una preparación, una educación más alta, más intelectual que la tradicional de la  
música y la gimnasia” (Luzuriaga, 1959, p. 55).  
En este orden de ideas, la mayor complejidad de la vida política y social griega hizo  
necesaria una mayor preparación para ésta. Los Sofistas propusieron una renovación educativa  
más elevada de la educación de la juventud que proporcionara la instrucción que necesitaba el  
hombre político no sólo en oratoria sino también en ciencia. Los postulados sociopolíticos de los  
sofistas, enmarcados en el humanismo ateniense, perseguían la educación para la vida pública, la  
formación del político y del orador. El ciudadano que de hecho quería tener una presencia  
relevante en la vida de la polis, necesitaba prepararse, para librar la batalla en la plaza pública, en  
la asamblea, en los tribunales, para discutir las leyes. Para ello, se requiere de un saber que se  
exprese a través del discurso y de la elocuencia.  
Por consiguiente, establecen la profesión docente, aunque, sin embargo, fue criticada por  
Sócrates, Platón y Aristóteles, que los calificaban peyorativamente con el término de Sofistas,  
según Fischl (2002):  
a un tendero que trafica, suciamente a menudo, con la sabiduría, a un alcahuete  
de ella, a un cazador que va tras los jóvenes ricos para sacarles dinero, a un  
charlatán que no le importa un bledo la sabiduría, sino que con ella engaña  
trampea y seduce (p. 54).  
A pesar de la calificación despectiva que les da la historia, por prescindir de toda  
objetividad al acomodar sus enseñanzas a sus deseos y triunfos personales, es decir, sacrificaban  
la veracidad a la subjetividad. Destacan en sus postulados sociopolíticos de la educación por: (a)  
acentuar el valor de lo humano, del hombre, más concretamente del individuo en la educación;  
(b) la educación como medio para el desarrollo de las capacidades del hombre para el ejercicio  
del gobierno si se está debidamente preparado; y, (c) crearon la educación intelectual y científica  
de carácter superior que respondiera a las necesidades de una sociedad más evolucionada social y  
políticamente de carácter democrático.  
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(4) Sócrates, intelectualismo moral:  
Encontramos en él puntos de convergencia y divergencia con los sofistas, en lo que  
respecta a los planteamientos sociopolíticos de la educación. Con ellos insistía en valor del  
hombre, de la vida personal, estaba inconforme con el concepto de educación tradicional  
ateniense sometida a la influencia excesiva del Estado; además, coincidía como los sofistas en la  
virtud, la areté en cuanto capacidad propia de todo hombre y no sólo de la aristocracia, pues era  
comunicable y enseñable.  
Pero las diferencias de Sócrates son aún más profundas y vinculantes para el hombre  
ateniense. En cuanto que la educación pierde el carácter práctico de aprovechamiento personal,  
indiferente a la moralidad y la objetividad, para él, el educador por excelencia, la educación  
adquiere un sentido nuevo, el moral, de preocupación por la vida ética, la cual deriva, no de la  
utilización de la enseñanza para imponer las ideas o para servir a fines egoístas, sino de la  
búsqueda de la verdad.  
Las implicaciones políticas de su propuesta filosófica para el campo educativo  
corresponden al dominio de la moral, de la ética. Cómo señala muy bien Luzuriaga (1959), “el  
fin último de la educación era para Sócrates la virtud, el bien, y no el Estado como lo era para la  
antigua educación, ni el provecho individual como para los sofistas, sino la personalidad moral”  
(p. 59). Ahora bien, el fin social de la educación, en cuanto que el hombre es un ser  
teleológicamente orientado a la virtud, está en la formación moral y ética del ciudadano. El  
hombre está teleológicamente hecho para la ética, “esta capacidad recibía el nombre genérico de  
virtud o excelencia (areté), y era interpretada por Sócrates al modo de saber técnico… La virtud  
se entendía como una dimensión de lucidez que permitía al hombre virtuoso acercarse a la  
conducta adecuada” (Rodríguez, 2006, p. 217).  
Podemos decir, en el contexto de crisis y relativismo moral que gestaron los Sofistas, que  
la ética nació de la mano de Sócrates con la intención de dar una respuesta, no sólo filosófica,  
sino también educativa, a los planteamientos profundos sobre la responsabilidad de la existencia  
y las acciones de los hombres que conviven libremente en la polis. La excelencia moral es la  
máxima del hombre, la felicidad. El que obra bien vive feliz. Encuentra el fundamento de la  
praxis ética en lo que se ha llamado el intelectualismo moral, es decir, “sabiendo qué es lo bueno  
y lo justo se puede obrar bien y justamente. El conocimiento de ello permite al hombre llevarlo a  
la práctica en la vida social, mientras que su ignorancia le impide obrar conforme a ellos”  
(Gajate, 1999, p. 15). En este sentido el planteamiento pedagógico y educativo socrático es el  
intelectualismo, unilateral.  
(5) Platón, educación para el Estado y la sociedad:  
Siguiendo de cerca a su maestro, predominan las ideas éticas, la preocupación por la  
justicia. El fin político de la educación es la formación del hombre moral, y el medio para ello es  
la educación del Estado, en cuanto este representa la idea de justicia. El Estado no es, pues, un  
fin en sí mismo, sino un medio para realizar la justicia y la educación conforme a ella.  
Para entender el planteamiento sociopolítico de la educación platónica es preciso que  
describamos qué entiende por Estado. Éste es para Platón producto de su concepción  
antropológica (Larroyo, 1991). El Estado y la sociedad son un producto de la imagen y  
semejanza del alma del hombre, como un todo compuesto de tres partes. A las partes humana  
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corresponden las funciones básicas de la polis. El Estado no es ninguna creación artificial, la  
vida social es esencial al hombre. De la teoría de la naturaleza del alma humana desprende su  
tesis del Estado, de sociedad y de educación.  
El Estado, al igual que el alma humana, es un compuesto de tres partes o estamentos  
esenciales. Estas partes son los tres estamentos que reconoce Paltón: “el pueblo – compuesto de  
comerciantes, industriales y agricultores-, los vigilantes y los filósofos. Hay una correlación  
estrecha entre estas clases y las facultades del alma humana, y, por tanto, a cada uno de estos  
grupos sociales pertenece de modo eminente una de las virtudes” (Marías, 1999, p. 53). El  
Estado y la sociedad son un organismo del mismo tipo que el hombre individual. El ciudadano se  
ejercita en la virtud que le corresponde, de la que está mejor dotados y de este modo satisfacen  
las necesidades de la sociedad. Desde tales consideraciones plantea que “una ciudad será justa y  
hará felices a los ciudadanos, si cada uno posee la virtud que corresponde a sus habilidades”  
(Gajate, 1999, p. 16).  
La concepción orgánica del Estado de Platón es una organización tripartita, donde cada  
clase social está orientada por naturaleza por un tipo de alma, según Gajate (1999), para Platón,  
en los artesanos domina el alma concupiscible, en los guerreros domina el alma irascible y en  
los gobernantes domina el alma racional” (p. 15). De este modo los ciudadanos cumplen la  
actividad que les corresponde por naturaleza para la que están mejor dotados y de este modo  
satisfacen las necesidades de la sociedad. Dependiendo de las aptitudes dominantes que tengan  
los ciudadanos, se organizaran en tres clases sociales.  
El primer estamento es el de los gobernantes-filósofos, los únicos capaces para gobernar  
la sociedad y conocer la tarea moral del Estado, por ello su virtud es la prudencia. Por tanto, los  
únicos capaces de educación, por su areté o virtud particular. El segundo estamento es el de los  
guardianes-guerreros que tienen como misión la vigilancia y defensa de la ciudad, se añaden a la  
dirección del Estado como guardianes, es por ello que su virtud es la fortaleza; finalmente, el  
último estamento corresponde a los artesanos-productores que ofrecen los recursos necesarios  
para satisfacer las necesidades económicas de la polis, juegan un papel decisivo y están  
sometidos a las dos clases superiores a las que tienen que sostener económicamente (Albornoz,  
2
004, p. 105-106).  
Pero estos tres estamentos o clases sociales sólo convivirán pacíficamente, dentro de la  
diversidad de sus intereses, si en el Estado reina la justicia. Esta división de las tareas no afecta al  
principio de justicia, más bien lo realiza y confirma, puesto, según Platón, la división de las  
funciones sociales no se funda en la herencia social, sino en dotes naturales. Desde la concepción  
orgánica de Estado de Platón la educación juega un papel determinante, en cuanto es medio para  
realizar la justica. Para evitar la decadencia propone la educación cuidadosa de la juventud de los  
estamentos superiores, seleccionando de entre ellos a los mejores, además, se aniquilarán a los  
infantes física y psíquicamente anormales, no cree en la educación para los ciudadanos con  
necesidades especial.  
Los sabios han de vigilar el sistema educativo de modo que no se introduzcan cambios en  
él. Para evitar la decadencia el Estado educará cuidadosamente a la juventud de las clases  
superiores para que reciban una formación a fondo en la filosofía, a fin que alcanzando el  
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conocimiento de lo bello y lo justo puedan acercarse al gobierno ideal. Es por ello que la  
educación, como expresión del Estado y la sociedad en Platón, está basada en la diferenciación  
de clases sociales, que surge de los caracteres y talentos de los individuos.  
Para Platón lo decisivo en la vida del Estado es sobre todo la educación, más que las leyes  
o la forma de gobierno. Esto es así en cuanto que la clase dirigente, raza pura (gobernantes-  
filósofos) conservan y vigilan los principios de la educación, sobre los cuales se han fundado las  
leyes fundamentales del Estado. Es así: “que el mando esté en manos de uno sólo o de muchos,  
esto no altera en nada las leyes fundamentales del Estado, si los principios de la educación que  
hemos establecido son rigurosamente observados” (La República, Libro IV).  
La consideración de la sociedad clasista de platónica se funda en la educación. La justicia  
llegará a la polis y acabaran todos sus males cuando llegue el poder de la raza pura (gobernantes-  
filósofos), donde éstos son los únicos capaces de establecer las normas (Leyes) de las relaciones  
humanas, es decir, el destino del Estado se somete a una dirección inteligente y objeto de estudio  
racional: “el mantenimiento de las instituciones y el orden establecido constituyen pues el objeto  
de los gobernantes” (Giménez, s/f). De este modo el Estado Ideal de justicia de Platón toma  
cuerpo en la realidad de las leyes establecidas por la clase sabia y dirigente. La clase superior  
tiene la tarea de la defensa del Estado, quienes a través de la aplicación de las leyes mantienen el  
orden y la armonía de la polis. En síntesis, el planteamiento sociopolítico de Platón se resume en  
la formación del hombre moral, dentro de un Estado estratificado, en cuanto éste representa la  
garantía de la justicia, por el cabal cumplimiento de la virtud que le es propia y corresponde por  
naturaleza.  
(6) Aristóteles, la educación como función del Estado:  
Para El Estagirita la educación es una función del Estado, pero necesaria para éste. El  
Estado aristotélico, no es el estratificado de Platón, sino el real, que es el fruto de la asociación  
libre de los hombres donde éstos cumplen de manera natural los fines acordes a su naturaleza. El  
ser humano es un ser político llamado a vivir en sociedad y el cual no forma parte de ninguna  
clase o grupo social superior. El Estado es el producto de la naturaleza animal y social del  
hombre que está ordenado esencialmente al individuo. El individuo logra alcanzar su destino  
moral en el Estado, gracias a la educación (Gajate, 2002, p. 22-24).  
Desde la concepción del Estado Aristotélico, donde los gobernantes como los ciudadanos  
se someten por igual a las leyes, donde, además, los miembros de la polis tienen el mismo  
derecho de participar por igual en los negocios públicos y desempeñarse por igual en puestos de  
gobierno, el Estagirita concibe que la misión del última del Estado es la educación moral de los  
ciudadanos, ya que éstos son avaros y cobardes y como seres libres no observan las leyes  
impuestas por el éste. La preocupación de este tipo de Estado aristotélico es la plena realización  
de sus intereses logrando por medio de la educación, el desarrollo moral y la capacitación  
intelectual para desenvolverse en la polis. Por tanto, la educación adquiere una dimensión  
pública porque debe ser para todos, ordenada al bien moral de los ciudadanos, según Luzuriaga  
(1959) es “la plenitud de la realización humana en el hombre” (p. 66).  
El Estado nace como una empresa ética que busca la realización moral del hombre. El  
Estado coloca a los ciudadanos en las mejores condiciones para que desarrollen sus  
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potencialidades a través de la educación. Es así que, para Aristóteles, en una sociedad de iguales,  
la vida política se convierte en vida moral y la vida la moral en vida política gracias a la  
educación, ésta la más plena y dichosa realización a la que pueden acceder todos los ciudadanos  
de la polis para “vivir bien y rectamente según la virtud” (Bermúdez, 2011, p. 33).  
Consideraciones Finales  
Los planteamientos sociopolíticos de la educación, desarrollados en el pensamiento de la  
Grecia Clásica, en especial en las teorías de Sócrates, Platón y Aristóteles, se enmarcan en los  
principales interrogantes de orden antropológico, filosófico y ético desarrollados por ésta triada  
de filósofos. Le asignaron a la educación la tarea última de la existencia de la comunidad y de la  
individualidad humana, en cuanto que los ciudadanos de la polis se comprometían con los más  
sagrados intereses consagrados en las Leyes del Estado.  
Como se ha señalado de los planteamientos antropológicos y éticos se derivaron los  
principios sociopolíticos de la educación griega. La educación debía formar al “hombre griego”,  
al hombre libre, el cual, tenía que vivir según la virtud o areté que le es propia por naturaleza,  
concibiéndose responsablemente como individuo y ciudadanos. Hombres libres y políticos, en  
cuanto ciudadanos, que viven en la polís, la ciudad, centro de la cultura. Educando para el  
desarrollo humano y la convivencia social y política, en un contexto de transformación radical de  
la Atenas del siglo V a.C. que exigía una nueva clase social incorporada a una democracia más  
extensa y de una Grecia que se vislumbra como mueva potencia de dominación imperial.  
La educación griega es eminentemente política y encuentra su razón de ser en el carácter  
humano y cívico. La educación política deriva de la antropología y se realiza en la vida ética que  
se vierte en vida política. Por ello, la preocupación del Estado Griego era la educación del  
hombre integral: física, intelectual, ética y estéticamente. De los planteamientos educativos se  
produce la síntesis entre educación y cultura, dando así un valor agregado al arte, a la literatura, a  
las ciencias, a la moral y a la filosofía. La riqueza de los postulados sociopolíticos de la  
educación griega encuentra su fecundidad en su valor humanístico. Claro está, que tales  
planeamientos varían en razón de la concepción de hombre sobre la que se propone una visión de  
Estado y sociedad, de la cual la educación es garantía. En el caso de Sócrates el fin social de la  
educación, en cuanto que el hombre es un ser teleológicamente orientado a la virtud, está en la  
formación moral y ética del ciudadano. La excelencia de la moral es la máxima del hombre, no el  
aprovechamiento personal, ni la indiferencia ante la objetividad y la eticidad, tal como sucedía en  
la educación Sofista, con la cual coincidía por el valor que otorgaban al hombre como centro de  
la educación.  
En el caso de Platón, que sigue de cerca a su maestro, predominan las ideas éticas, la  
preocupación por la justicia. El fin político de la educación es la formación del hombre de las  
clases dirigentes, los filósofos-gobernantes, los cuales por medio de la educación moral de su  
estamento social son la única garantía de la pervivencia del Estado, en cuanto en ellos por la  
educación, en razón de su naturaleza (virtud o areté) superior encarnan la idea de justicia. Es por  
ello que la educación, como expresión del Estado y la sociedad en Platón, está basada en la  
diferenciación de clases sociales, que surge de los caracteres y talentos de los individuos.  
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En cambio, en Aristóteles, la educación descansa en una visión positiva de la naturaleza  
humana, por considerar al hombre un animal social-político. El ser humano es un ser político  
llamado a vivir en sociedad y el cual no forma parte de ninguna clase o grupo social superior. Es  
por ello, que el Estado que nace como una empresa ética, busca la realización moral del hombre,  
elevándolo a la calidad ciudadano en las mejores condiciones para que desarrollen sus  
potencialidades a través de la educación: desarrollo moral y capacitación intelectual para  
desenvolverse en la polis.  
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