INNOVA Research Journal 2017. Vol. 2, No.8.1 pp. 423-430
Racionalidad abierta un postulado para la sociedad bioética.
Nuestra convicción es que no es posible construir nuevos proyectos sociales sin una
disposición intelectual donde prevalezca el diálogo y una voluntad de cooperar con los demás.
Esta disposición implica una nueva racionalidad que rechaza a toda actitud autoritaria.
Desde la racionalidad abierta se propone recuperar un vasto campo de saberes situados
al margen de las estructuras disciplinares por ejemplo la sabiduría ancestral expresada en los
mitos.
Lo característico de la racionalidad de corte positivista propuesto por Carnap, Schlick,
entre otros es tratar el discurso mítico como carente de todo valor cognoscitivo. Existen diversas
formas que evidencian la desvalorización del discurso mítico el cual se considera como obras
literarias hermosas, fábulas o invenciones carentes de significado cognoscitivo.
Esta racionalidad como su supuesto toma el postulado de Comte, donde se considera que
en desarrollo de la razón humana existían las etapas de inmadurez reflejadas en pensar mítico y
metafísico que fueron superadas por pensar positivista o científico.
Las nuevas investigaciones están cuestionando dichas valoraciones, y están dejando de
lado la desconfianza racionalista y científica respecto de las narraciones y el discurso mítico-
simbólico. Esta nueva revaloración requiere una nueva hermenéutica y para ello además también
es necesario revalorar el mundo simbólico. (Lüdy, 2005:73).
Para Morín: “Así mismo, la racionalidad no es una cualidad de la cual dispondría en
monopolio la civilización occidental. Durante mucho tiempo, el Occidente europeo se creyó
dueño de la racionalidad, sólo veía errores, ilusiones y retrasos en las otras culturas y juzgaba
cualquier cultura en la medida de sus resultados tecnológicos. Ahora bien, debemos saber que en
toda sociedad, comprendida la arcaica, hay racionalidad tanto en la confección de herramientas,
estrategia para la caza, conocimiento de las plantas, de los animales, del terreno como la hay en
el mito, la magia, la religión” (Morín, 2000:7).
La racionalidad abierta como lo anota Martínez, se apoyaría en una idea matriz: la
coherencia lógica y sistémica de un todo integrado, similar a la coherencia que tienen todas las
partes de una antigua ciudad enterrada, que se va descubriendo poco a poco. A diferencia de
Descartes, la epistemología emergente como manifestación de la racionalidad abierta no
postularía un punto arquimédico del conocimiento sobre el cual descansar, y del cual se
deducirían jerárquicamente todos los demás conocimientos. Aquí estaríamos siguiendo el
esquema del astrónomo Hubble, quien demostró que el universo carecía de un centro. En
consecuencia, cada sistema subsistiría gracias a su coherencia interna. De igual forma, un cuerpo
de conocimientos gozaría de solidez y firmeza, no porque se apoyase en un pilar central, sino
porque ellos forman un entramado coherente y lógico que se auto-sustenta por su gran sentido o
significado. (Martínez, 1997: 21)
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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