INNOVA Research Journal 2018, Vol 3, No. 1, pp. 30-41
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. Estructura argumentativa: esta se va fortaleciendo a lo largo del desarrollo ontogenético y
se puede observar su avance desde una estructura justificativa a una ya con desarrollo
dialéctico, que sostiene la capacidad para mantener los puntos de vista, elaboración y
justificación de posturas o fundamentos que la contradicen. El resultado de las
investigaciones en torno a este problema a detallado que los niños de temprana edad ya
son capaces de plantear sus posiciones y proveer más razones según avanza el dialogo
para sustentar las mismas y elaborar contra-argumentos para defenderlas. Es este atributo
dialéctico, según la literatura científica disponible acerca de la producción argumentativa,
el más difícil de alcanzar (Glassner & Schwarz, 2005).
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. Dimensión comprensiva-productiva: en una revisión metódica de las indagaciones al
respecto, destaca que tempranamente los niños serán capaces de argumentar y permite
dar cuenta de que se centran más bien en capacidades comprensivas: serán capaces de
saber e identificar la estructura del argumento a temprana edad. No obstante, con respecto
a la habilidad productiva, se observa que los pequeños son capaces de producir mejor las
propias justificaciones para mantener sus puntos de vista (Leitão, 2006). En este sentido
los niños/as de corta edad pueden ofrecer durante una discusión más razones que apoyan
sus propios puntos de vista, a los que pueden aportar para apoyar los puntos de sus
oponentes (Stein & Albro, 2001).
Sobre este particular se suscitan contradicciones en la literatura pues algunos autores
consideran que los niños no comprenden un contra-argumento a una postura ajena o propia desde
muy temprano, pues esto estaría acompañado de un desarrollo progresivo y paulatino de
habilidades de comprensión, que implica entender las debilidades de un argumento.
De hecho, otros autores confirman esta deducción y terminan concluyendo que a los
cinco años los niños de ambos sexos demuestran dificultades para identificar las debilidades en
los argumentos opuestos ( Larraín, Freire, & Olivos, 2014). En efecto, se ha demostrado que es
en la edad escolar donde la posibilidad de comprender la debilidad de un argumento opuesto va
apareciendo. De todos modos, parece no haber grandes diferencias al respecto entre los niños
mayores y adultos, resulta interesante que estos últimos no necesariamente demuestran un
aumento significativo para el reconocimiento sus propias debilidades con respecto a las
fortalezas del contrario cuando ejercitan sus habilidades argumentativas (Migdalek, Santibáñez,
&
Rosemberg, 2014).
En términos temporales, Glassner y Schwarz (2005) postulan será al comienzo de la
adolescencia, cuando la habilidad para contra-argumentar estarían en máximo desarrollo, pero no
sería hasta la adultez que estas alcanzarán su completo desarrollo. Se puede adelantar la hipótesis
de que las habilidades comprensivas son las que apoyan el desarrollo de la capacidad productiva.
De acuerdo a las reflexiones precedentes, a nivel taxonómico es crucial diferenciar la
comprensión versus elaboración, que se involucran en los diferentes aspectos de la habilidad para
argumentar (justificación y oposición).
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. Dimensión social: es básico distinguir de forma adecuada la importancia del contexto
social donde se ejercitan las habilidades de argumentación. La producción argumental se
comparte con mayor responsabilidad en los contextos interpersonales, donde se
demuestra la capacidad cognitiva, ello fundamenta que los estudiantes demuestren sus
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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