INNOVA Research Journal 2017, Vol 2, No. 2, pp. 142-160
Para comprender de mejor manera al paradigma de la Complejidad Sistémica,
(Malinowsky, 2014) citando a Edgar Morín, señala siete principios que definen un pensamiento
integrador, vinculante y complejo, estos son: principio sistémico, principio holográmico,
principio de bucle retroactivo o retroalimentación, principio de bucle recursivo, principio de
autonomía/dependencia, principio dialógico y principio de reintroducción del observador en todo
conocimiento. En síntesis, Morín expone que “mediante la formulación innovadora de los
conceptos: dialogía, recursividad y hologramía, se facilitará el diálogo acerca de un mismo tema,
desde diferentes puntos de vista”. Entonces, se concluye que el sistema educativo actual, no da
cabida a la gestión individualizada del docente, tampoco a la supremacía de un campo disciplinar
sobre otro; más bien provoca una convergencia de múltiples visiones disciplinares, conceptuales,
metodológicas, instrumentales, para resolver un problema complejo.
Hoy, las universidades ecuatorianas están enmarcadas en el paradigma de la Complejidad
Sistémica. En citado contexto, el Modelo Educativo, Pedagógico y Didáctico de la UNACH,
propone su gestión académica en torno a las líneas de interdisciplinariedad, transversalidad de
aprendizajes, investigación como herramienta didáctica, diálogo intercultural, trabajo
colaborativo entre redes académicas nacionales e internacionales, afectividad y práctica de
valores. El docente asume un rol de carácter tutorial, cumple un acompañamiento, guía,
reconduce, provoca y orienta el conocimiento. Atiende problemas reales en un contexto
determinado. Mientras, el estudiante fortalece su habilidad de trabajo autónomo, sentido crítico,
reflexivo, capacidad analítica y emprendedora, utilizando herramientas de investigación. Como
se evidencia, tanto el docente como el estudiante requieren trabajar en equipo. No
necesariamente con estudiantes de su propia carrera y centro universitario, sino que pueden
orientarse a un trabajo que involucre dos o más carreras y/o dos o más universidades, siempre
que existan las facilidades para su interacción y que los objetivos sean suficientemente
abarcadores.
El Consejo de Educación Superior, en el Reglamento de Régimen Académico que rige a
las universidades del Ecuador, en su artículo 15 literales b y c, dictamina que el componente de
docencia está definido por el desarrollo de ambientes de aprendizaje, que deben incorporar
actividades pedagógicas orientadas a la sistematización del conocimiento científico. Las
instituciones de educación superior, considerando la citada reglamentación, determinaron como
eje metodológico didáctico el desarrollo de proyectos integradores de saberes (PIS), cuya
finalidad es fomentar un trabajo interdisciplinario y transdisciplinario, que se ajusta al paradigma
vigente de la complejidad sistémica. De una revisión a los trabajos expuestos en los repositorios
digitales de las universidades ecuatorianas, que abordan temáticas afines a PIS, se puede extraer
las siguientes convergencias teórico-metodológicas: el PIS es la integración y no la suma de
partes. Para la ejecución de los PIS se requiere un aporte sistemático de las asignaturas, de un
nivel, un campo disciplinar o un constructo académico. El PIS construye vinculaciones
interdisciplinarias entre las asignaturas que se integran. El origen del PIS está en problemas
reales en un contexto real al que tienen acceso los participantes. Las estrategias básicas para
desarrollar PIS son: el trabajo en equipo, el aprendizaje cooperativo y la aplicación de las
habilidades investigativas.
Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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