INNOVA Research Journal 2020, Vol 5, No. 3.2, pp. 249-271
Según un estudio publicado en “Los avatares del periodismo de investigación en
Colombia” en el que se entrevistó a 32 periodistas investigativos colombianos, existen 3 tipos de
generaciones desde los 70s (época del emblemático caso del Watergate) hasta la actualidad: 1)
“
Los pioneros” (1970 - 1980): denominados así por emprender iniciativas como: el Derecho de
Petición de Información; realizar investigaciones de gran envergadura que resultaron en el
enjuiciamiento de funcionarios públicos y la huida de banqueros. 2) “Los luchadores” (1990 -
2
000): en aquella época los periodistas se enfrentan al auge de diversos obstáculos y peligros
(secuestro, violación de sus derechos, bombas, censura, amenazas, exilio e incluso asesinato)
para revelar sus denuncias: 3) “La nueva era” (2006 - actualidad): Son los periodistas de
investigación más jóvenes que publican sus producciones utilizando material audio y visual por
medio de las plataformas digitales, captando audiencias juveniles y manteniendo vigente la
investigación. Incluso, en dicho estudio se mencionan los temas más relevantes para la
comunidad: la corrupción y la política (44%), el conflicto armado (24%), medio ambiente (12%),
femicidio (6%) y el resto trata otras problemáticas sociales (Lina Leal S. T., 2017).
La ética, elemento fundamental en periodismo
El ADN del periodismo es la ética, afirmada a través de una práctica profesional
responsable e involucrada con la verdad, según la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2017). La ética abre paso a una ruta crítica del
deber ser profesional, pero esta solo se entiende cuando está arraigado el significado del
“
compromiso con la sociedad” que constantemente va en busca de la excelencia dejando a un
lado el apuro por publicar lo oculto o el afán de la primicia. “La información de calidad es la
materia prima para la deliberación pública y, por lo tanto, para el ejercicio de la democracia”
(Carrascal, 2013). El problema es que cada periodista y medio de comunicación suelen
interpretar la ética conforme a su propia realidad, omitiendo las normas que, aunque no siempre
están reglamentadas por escrito, se encuentran legisladas moralmente en el inconsciente de la
sociedad y es allí cuando empieza el desafío de poner en práctica la ética sin necesidad de seguir
un rígido manual.
Seguir estándares éticos no solo es lo correcto, sino que también protege la carrera y
reputación del periodista; además aumenta el valor e impacto de las investigaciones. Aunque
existen dificultades propias de la labor periodística, estas no pueden resolverse en la misma
medida para todos los periodistas. Pulitzer enfatiza que por encima del conocimiento, de las
noticias, de la inteligencia; el corazón y el alma del periódico descansan sobre su sentido moral
(
Lozano, 2013). Ese sentido que se compromete con la verdad, (Solís, 2007) deja claro que la
responsabilidad social del periodista implica un absoluto respeto hacia los receptores quienes
buscan información y opinión de profesionistas que realicen un trabajo apegado a los
lineamientos éticos, los mismos que se forman desde las universidades y es allí cuando se
involucra a los profesores.
El aprendizaje ético no solo se practica en el campo laboral, sino desde las aulas de
clases. En una investigación realizada en los centros de educación superior de 14 países
miembros de la Unión Europea, casi el 80% de los maestros optan de una manera más clara por
dar cabida a la ética dentro del periodismo, independientemente de solo perseguir un caso
consideran incluso que las teorías de los grandes pensadores son necesarias para el futuro
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Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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