INNOVA Research Journal 2020, Vol 5, No. 2, pp. 186-199
La responsabilidad se define por Goleman (1998); como el cumplimiento de
compromisos y objetivos, mediante la autodisciplina y la organización. Por otro lado, la
comunicación implica la escucha activa, la compresión mutua y el saber enviar mensajes
convincentes. La adaptabilidad se define como la habilidad para manejar múltiples
demandas priorizando eficientemente lo urgente y adaptando las respuestas a los cambios
constantes, lo que demanda un pensamiento flexible. (Goleman, 1998, p. 63). El desarrollo
de los demás, es la habilidad por excelencia de la actividad docente, que implica identificar el
talento de los demás para potenciarlo.
Finalmente, el acceso eficaz de la información, se refiere a la habilidad para acceder y
gestionar eficazmente la información, identificando fuentes de información confiables las
cuales emplea con precisión y creatividad en el tiempo requerido (Alcalde, 2014). Es
importante tener en cuenta que esta dimensión implica un proceso de alfabetización
tecnológica, la cual va más allá del manejo práctico de la tecnología digital, si no que más
bien debe enfocarse en el aprendizaje de la lógica digital (British Council, 2016).
Goleman (1998) en su tesis doctoral de la Universidad de Harvard, entrevistó a los
gerentes de selección de personal en más de 500 empresas de diversas partes del mundo. Los
resultados demostraron que el 75% del éxito laboral se debe a la inteligencia emocional
(
Goleman, 2002), también llamada por el mismo autor como habilidades blandas; sin
embargo, aún no se le da la importancia que amerita como factor decisivo al momento de
emplear a alguien. Es por esta razón que las empresas modernas de rubros no educativos,
buscan talento antes que grados académicos, ya que se han dado cuenta de que el
conocimiento duro o técnico se puede alcanzar a través de capacitación o de instrucción,
mientras que resulta más complejo desarrollar ciertas habilidades blandas en los trabajadores,
tal como lo ilustra Yturralde (2017), consultor senior de desarrollo organizacional en su frase:
“Nos contratan por aptitudes, nos despiden por actitudes"; es por esta razón que resulta
imprescindible empezar a mirar a las habilidades blandas como base del buen desempeño del
docente universitario. Del mismo modo, Ricco (2002) publicó un libro donde resumen la
propuesta de Hendrie Weisinger sobre la trascendencia de la inteligencia emocional en el
trabajo y Reyes (2016) encuentra la misma relación, pero en el ámbito del desempeño
docente.
Un estudio similar al de Goleman, se realizó por Becerra & La Serna (2009) para el
Fondo de Investigación de la Universidad del Pacífico, obteniendo resultados similares, dado
que las habilidades más demandas por el mercado laboral son las relaciones interpersonales,
principalmente la comunicación, adaptación al cambio y solución de problemas.
Más adelante surgen nuevos estudios que confirman lo sustentado por Gardner, 1893
y Goleman, 1998; como es el caso de la investigación realizada por Duckworth & Yeager
(
2015), donde se menciona que existen cualidades personales no cognitivas tales como el
autocontrol, la mentalidad de crecimiento, relaciones sociales saludables, inteligencia
emocional, curiosidad, toma de decisiones y buen juicio, son los que determinan el éxito de
una persona, es decir, el éxito enfocado en habilidades blandas.
Flores (2014), citado por (Serrano, 2016) coincide con Fundación Universia (2016) y
Zapata (2017), al mencionar que las universidades no preparan a los estudiantes según las
demandas laborales, de esta manera el 45% de empleadores señalan que los egresados no
están preparados dado que no cuentan con las habilidades blandas requeridas para el puesto.
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Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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