INNOVA Research Journal 2020, Vol 5, No. 1, pp. 47-61
Cabe señalar que en algunos países del continente se crean más y más universidades,
muchas de ellas orientadas hacia el emprendimiento (Centobelli, Cerchione, Esposito y Shashi,
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019; Frenette, 2009), incluyendo en muchos casos actividades relacionadas a la gestión y puesta
en marcha de proyectos empresariales (Fernández Bedoya, 2019), esto ha dado como resultado el
incremento de la oferta en el sector educativo. Ante ello es bueno tomar en consideración que el
buen rendimiento de cualquier empresa estará determinado por el éxito de las diversas estrategias
que se diseñen y se apliquen, surgidas del correcto análisis del entorno, dando significación a las
situaciones y señales percibidas y que, junto a la mejor maximización de recursos internos
posibles, permita alcanzar cierta ventaja competitiva frente a la competencia (Esteves
Pairazamán y Fernández Bedoya, 2019; León Valbuena 2013). Por otro lado, es conveniente
recalcar que, de acuerdo con Anderson, Hair y Bush (1995), en caso un mercado sea compartido
por muchas cantidades de organizaciones que provean servicios similares y sean consideradas
competencia, “el conocer muy a fondo sus líneas de productos y el comunicar las características
y los beneficios de sus productos a los clientes potenciales asegurará el éxito” (p. 59).
Ante lo señalado, se puede inferir que aquella universidad que realice demostraciones de
sus instalaciones, principalmente laboratorios y ambientes de simulación, a estudiantes que en un
futuro próximo se verán en la situación de decidir su futuro universitario, tendrá cierta ventaja
sobre aquella universidad que no lo haga. Las compañías hoy en día no solo tienen como
objetivo asegurar su permanencia en el mercado, sino el liderazgo en su sector, dentro del
entorno que cada vez es más cambiante (Fernández, Esteves, Durand y Núñez, 2019). En este
contexto, diversas instituciones educativas de nivel superior, a nivel mundial, cuentan con
laboratorios especializados donde se puede experimentar de primera mano la observación de
fenómenos científicos, a la vez ser partícipes de experimentos y desarrollar gustos por la ciencia;
situación comprobada por muchos estudios, en los que se evidencia que gran cantidad de
estudiantes desarrollan afinidad e interés por seguir carreras profesionales relacionadas a las
actividades observadas o desarrolladas durante la visita a laboratorios especializados
(Markowitz, 2004; Rodríguez, Bustamante, Ooka y Park, 2004).
En Estados Unidos de América, es una práctica habitual invitar estudiantes escolares a
diversos eventos dentro del campus universitario, en los cuáles pueden vivir de cerca la
experiencia universitaria a través de visitas guiadas en sus facultades. Por ejemplo, la
Universidad de Drexel presenta un programa de “academia médica” donde a los participantes se
les da nociones básicas de primeros auxilios, además de visitas a laboratorios; reportándose, que
al terminar el programa, cuya duración es de 3 semanas, uno de los principales resultados es el
incremento de la motivación de los escolares a estudiar carreras relacionadas a ciencias de la
salud, preferentemente en esta misma universidad (Briskey, Ayyash, Chang y Mulcahey, 2017;
Chang, Cavanaugh, Kumar Lee, Stein y Mulcahey, 2016); de igual manera, la Universidad de
Virginia del Oeste suele programar talleres gratuitos de medicina básica, obteniendo también
como resultado que los participantes orientan sus preferencias hacia las carreras relacionadas a la
medicina humana (Kaye, Berns, Cress y Nazar, 2014).
En algunos otros casos, las facultades o escuelas profesionales de determinadas
universidades, han creado programas de extensión cuidadosamente diseñados para crearles
sentimientos de afinidad hacia una determinada carrera profesional, con la finalidad de que
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Revista de la Universidad Internacional del Ecuador. URL: https://www.uide.edu.ec/
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